Risoris Silvestre
Soraya Aracena
En Abril, el recorrido cultural nos lleva hasta el Cibao Central, zona ideal para disfrutar del inicio de la primavera, entre el municipio de Jarabacoa y el de Constanza, que por ser lugares montañosos nos ofrecen el placer del disfrute de su clima templado todo el año.
Para llegar a ambos lugares, nos desplazamos por la autopista Duarte y en su trayecto, comenzamos a apreciar la variedad de ofertas que se pueden encontrar en cada una de las regiones que componen la prospera región del Cibao.
CONSTANZA
Saliendo de Bonao a
Al llegar al punto mas alto de la carretera, se tiene la oportunidad de detenerse en la pequeña ermita dedicada a
La diversidad de productos del agro abarca desde el 75% de las hortalizas (como lechuga, tomate, repollo, papas, ajo, pepinos, ajíes, etc.) que consume el país, así como el 60% de las flores de consumo nacional. El Café Caturra, producido en las alturas, lo hace ser merecedor del título “El mejor de las Antillas”.
Las flores se siembran en diferentes zonas del poblado y se aprecian varios jardines en los alrededores del pueblo, donde se puede comprar directamente a los productores. Las fresas son otro de los cultivos que se aprecian en esta zona, las encontramos desde la carretera de entrada, acompañadas del dulce de fresa. En la ciudad, puede tomar la batida de fresa que es típica de Constanza.
Como recurso cultural de incalculable valor se encuentra
Se encuentra en el Valle de
JARABACOA
Terminado su paseo por Constanza puede pernoctar en uno de sus numerosos hoteles de montaña y luego dirigirse hacia Jarabacoa. Si es muy aventurero utilice la antigua carretera que unía los dos poblados, que está actualmente en muy mal estado o regrese a la carretera Duarte. Debe llegar hasta
Al subir, el aire cambia, el paisaje muestra su condición de montaña con un promedio de temperatura anual de 22 grados centígrados. A mitad del camino se encontrará con la ermita a
En el poblado se puede disfrutar del baño del río y alquilar caballos para hacer un recorrido por los predios cercanos. Frente al Hotel Pinar Dorado, encontrará miembros de la comunidad que le pueden alquilar los caballos.
Si desea conocer el proceso de la recogida y procesamiento del café diríjase a
Para continuar con el conocimiento de los artistas de la región, realice una visita al Centro Ecológico Juan Bravo (Federico Basilis Km 1 y medio.)
EL SONIDO DEL YAQUE
Proseguimos nuestra ruta por la carretera que va hacia Manabao, admirando el caudaloso e imponente río Yaque del Norte que bordea la región. A
Aquí, en Los Corozos, viven alrededor de trescientas personas, dedicadas en su mayoría a la agricultura de productos menores, como la auyama y una especie de rábano propio del lugar, apreciado por sus propiedades nutritivas. Un grupo de mujeres, liderados por la señora Esperanza Marte, emprendieron la tarea de construir un proyecto de cabañas para el alojamiento de visitantes que disfruten de la estadía en una zona rural para conocer los sembrados y escuchar, claro está, el sonido del Yaque. Una vez en el lugar se realizan largas caminatas por las montañas, durante las cuales se observan los conucos y pequeñas siembras, trabajadas por los campesinos y en la que consiguen algunos de los productos que forman parte de su alimentación.
También, los lugareños, de este paradisíaco poblado, ayudados por una entidad canadiense, realizaron el camino de las plantas medicinales, orientado a dar a conocer la farmacopea tradicional y en el que aparecen salvias, sábilas, romero, menta y otras, con cedulas explicativas donde se ofrece su nombre científico y algunas de sus propiedades.
Durante las noches pueden disfrutar y bailar los ritmos que identifican el lugar, en particular el merengue típico, también conocido como “Perico Ripiao”, interpretado con tambora y marimba, acompañados por las décimas, especie de poesía cantada que encierra una moraleja. De los instrumentos antes citados existen diestros artesanos en el área.
Muy cercano a los Calabazos, es posible conseguir muebles autóctonos del área, como los llamados “ture “, asiento casi al ras del suelo, como si quisiera imitar un dujo y recubierto con piel de chivo.
Como parte de este visionario proyecto, las mujeres, a fin de ofrecer al visitante algunos elementos naturales de su cultura tradicional, iniciaron la fabricación de jabones y de aceites, siendo el de de semillas de naranjas el de mayor demanda.