Santa Bárbara de Samaná, Por: Soraya Aracena y Risoris Silvestre

jueves, 1 de octubre de 2009



En la región nordeste de la isla de Santo Domingo, se encuentra ubicada una de las provincias más hermosas del país, la de Samaná, limitada al norte por la bahía escocesa y el océano Atlántico, al sur por la bahía de Samaná, al este por el océano Atlántico y al oeste por los municipios de Nagua, Villa Riva y Arenoso.

Samaná, fue fundada por el gobernador español Brigadier Rubio y Peñaranda con habitantes traídos de las islas Canarias en 1756. En 1802, se pone de manifiesto el interés del gobierno francés, al mando de Napoleón Bonaparte de adquirir esa parte de la isla.

Inicialmente estuvo habitada por bucaneros y colonos franceses, españoles, esclavos africanos, Tainos e ingleses, a los que a partir del 1824, se unieron inmigrantes de las plantaciones del sur de los Estados Unidos de Norteamérica, cuando la isla estaba bajo la dominación haitiana, de los que se conserva parte de su legado cultural.

El atractivo de la visita en el mes de octubre se centra en la fiesta de regocijo donde se conmemora el final del ciclo de la cosecha. Esta se celebra el último domingo del mes de octubre en la iglesia San Peter, conocida popularmente como la “Churcha”, cuya estructura fue traída desde Inglaterra en 1901, para la celebración de los cultos de los descendientes norteamericanos. Esta iglesia todavía se mantiene luchando en contra del deterioro para mantener viva las tradiciones que también tienden a esfumarse en el tiempo.

La celebración se inicia a partir de las nueve de la mañana con un culto donde las mujeres entonan los Godspell, canciones inicialmente promovidas por los hermanos Wesley, ingleses fundadores del Metodismo Wesleyano, quienes escribieron más de 9,000 himnos, de los que todavía se interpretan varios.

Para este festejo, al que asisten los pastores y fieles de las 13 ramificaciones de la iglesia San Peter o “Churcha”, además de las canciones antes citadas, se realizan representaciones teatrales de lo que eran los “Convites”, trabajo comunitario y cooperativo de siembra y recogida de cosecha, durante los que se cantaban canciones en inglés y se brindaba abundante comida.

Las mujeres, preparan para estas fiestas la variada gastronomía que identifica a los descendientes de los primeros inmigrantes norteamericanos, de la que destacan: Jhonny Cake horneado con coco, el ligh Cake, el pan inglés, pan de soda, pan de yautía amarilla, pan de gates y camarones con coco y la genger beer que es una cerveza de jengibre. Terminado el culto, salen en procesión a recorrer las calles del pueblo, cargando los frutos y víveres obtenidos de la cosecha, como forma de agradecer la misma.

En la ciudad puede complementar la visita con un recorrido por el museo de la Ballena y además visitar las playas cercanas y los demás pueblos de la región.

Con ayuda de los guías locales puede conocer el Golfo de las flechas, lugar en que según refiere la historia, en el año 1493, se escenificó la primera batalla entre nativos y españoles.

En el poblado de Sánchez, puede apreciar las viviendas de madera vernáculas antillanas que fueron producto de la época de oro del poblado, finales del siglo XIX y principios del XX, cuando su puerto era el punto central por donde se embarcaban los productos agrícolas producidos en el Cibao Central hacia el exterior y se recibían toda clase de mercancías para amueblar las viviendas de los encargados del tren local. Este tren comenzó a trabajar en el tramo La Vega-Sánchez en 1887. Estas viviendas, aunque se encuentran en estado de abandono actualmente, todavía reflejan sus inicios de opulencia.

En el distrito de las Terrenas puede disfrutar de las mejores playas del país donde además encontrará una variada oferta hotelera que le permitirá permanecer por varios días en la región. Las Galeras también se convierten en otra opción de visita donde podrá disfrutar de sus hermosas playas y la tibia agua de sus costas.

Si como parte de su viaje de exploración a Samaná, desea conocer sobre la pesca, puede trasladarse al poblado de los Cacaos, aproximadamente a diez minutos del centro de Samaná, al que se llega por la carretera principal. Aquí el visitante podrá observar las embarcaciones tradicionales y adentrarse en los secretos de la pesca, los que amablemente serán divulgados por cualquier pescador de este hermoso lugar.

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