La Isabela, Crisol de la identidad Latinoamericana, por: Risoris Silvestre

jueves, 1 de octubre de 2009


El 12 de octubre se conmemoran 517 años de la hazaña que realizara el insigne almirante de la mar oceana Cristóbal Colón. De ese magno evento la República Dominicana conserva el sitio que fuera sede del primer asentamiento español con carácter de permanencia en el nuevo mundo, hito que atestigua la grandiosa hazaña española de expansión territorial más grande de la historia. Este hecho proporcionó la gloria a España y al mundo europeo, y marcó también el no menos importante acontecimiento que supuso el despojo -contra una raza- de sus derechos de libertad y de posesión de las tierras que le correspondían por nacimiento.

La costa norte de la española, en la rivera del río Bajabonico y frente al Océano Atlántico, es el lugar escogido por el descubridor para fundar La Isabela, donde comienza a expandirse el territorio español en las nuevas tierras descubiertas.

La fecha de su fundación se establece entre diciembre de 1493 y enero de 1494 durante el segundo viaje del descubridor, Cristóbal Colón, quien trajo consigo el personal y los menesteres necesarios para establecerse en nombre de los reyes de España e iniciar la conquista. La existencia de esta villa se registra como muy corta, no así la conquista que se expandió en poco
tiempo consiguiendo conquistar la mayor parte de América.

En sus pocos años de existencia, en esta primera villa se celebró la primera misa en el nuevo mundo el 6 de enero de 1494, hecho que marca el lugar de inicio de la evangelización de América.

El primer cabildo de América también se registra en esta villa, el 24 de abril del mismo año, imponiendo la institución en el nuevo mundo. Desde la Isabela también parte Colón para su exploración y conquista de territorio, siendo el primer camino que el descubridor recorre, del 14 al 20 de marzo en su interés de establecer el reino español en las nuevas tierras, camino que se le ha asignado el nombre de Paso de Los Hidalgos.

Esta ciudad fue abandonada gradualmente después de la fundación de Santo Domingo en las riveras del mar Caribe, al sur de la isla, por considerarla insalubre por sus residentes que enfermaban frecuentemente. Al ser despoblada muy temprano, las piedras de sus edificaciones se tomaron como cantera para construcciones cercanas quedando olvidada por varias centurias.

Después de siglos de olvido, donde la naturaleza y los buscadores de tesoros hicieron estragos en el lugar, en 1960 la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra realizó sondeos exploratorios dirigidos por el historiador Carlos Dobal. El Museo del Hombre Dominicano y el Instituto de Antropología de la Universidad de Florencia, realizaron investigaciones arqueológicas de los restos humanos en 1976. Luego investigaciones sistemáticas y de mayor envergadura fueron realizadas en 1987, dirigidas por el arqueólogo venezolano José Maria Cruxent, y financiada por la Dirección Nacional de Parques. También estuvo presente la Universidad de Gainesville (Florida) con un equipo bajo la dirección de Katleen Deagan.

Durante esta investigación se encontraron las cimentaciones de las edificaciones en piedra de la Iglesia, la casa del almirante y el almacén, además de enterramientos y caminos. Otro de los hallazgos interesantes fue el encuentro en el paraje Las Coles, en la desembocadura del río Bajabonico, de restos de un horno de cocción de cerámica, producción de ladrillos y tejas, así como huellas de postes de madera. Estos hallazgos llevaron al investigador a considerar que el primer asentamiento estuvo en ese lugar, para luego trasladarse a la parte alta, una vez terminada. Ese primer lugar se quedaría como explotación agropecuaria y producción artesanal.
Para las fechas de celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento (1992), la Asociación Española para el Desarrollo del Medio Ambiente (AEMA) con ayuda de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), realizaron un proyecto de investigación y puesta en valor del sitio histórico. Se construyeron en las inmediaciones, un centro de investigación, cabañas para alojamiento de visitantes, un museo de sitio y una escuela taller de cerámica. Además de la valla del recinto arqueológico, colocación de paneles explicativos, jardines y organización de rutas y caminos. Actualmente se encuentra el lugar esperando por la rehabilitación que la Secretaria de Cultura ha iniciado.

Estos sitios son espacios heredados, donde se demuestra que la cultura sobrepasa las discriminaciones, vejaciones, la exclusión y el rechazo, expresando que el ser humano es más que un color, una raza, una religión o una filiación política. El sitio histórico de la Isabela merece una mejor posición como monumento nacional, es el lugar donde se inicia el sometimiento de la raza indígena hasta su exterminio en algunos casos y exclusión en muchos otros. Esta villa es la puerta por donde se impone la cultura europea sobre la cultura nativa, para extenderse y reagruparse, formando una nueva identidad que toma características especificas según los grados de fusión experimentada, es el lugar donde ocurre el nacimiento de la identidad iberoamericana.

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